Deportes
Sábado, 5 de septiembre de 1998
Ultima actualización: 22:05
España cae ante Chipre, un equipo repleto de
aficionados
EFE
MADRID.-
3. Chipre: Panayiotou; Costa, Ioannou (Iokim, min. 84), Charalambous,
Pittas; Melanarkitis, Spoljaric, Christodouloy, Engomitis; Malekkos (Pounas,
min. 55) y Gogic (Agathocleus, min. 61).
2. España: Cañizares; Michel Salgado, Alkorta, Nadal
(Amor, min. 65), Sergi; Etxeberría (Ezquerro, min. 59), Hierro, Raúl,
Luis Enrique; Alfonso (Kiko, min. 39) y Morientes. Goles: 1-0. Min. 44.
Engomitis pica el balón desde fuera del área y bate a Cañizares.
2-0. Min. 48. Gogic agarra un disparo con la izquierda dentro del ára
y fusila al meta español. 1-2. Min. 72. Raúl recoge un balón
de Hierro y recorta distancias. 3-1. Min. 76. Spoljaric, de cabeza, sorprende
a Cañizares. 3-2. Min. 84. Morientes, con la derecha, entra en el
área y coloca el cuero por debajo del cuerpo de Panayiotou.
Arbitro: Sergei Khussainov (RUS). Mostró cartulina amarilla
a Sergi, de España y a Costa, de Chipre.
Incidencias: Unos 5.000 espectadores acudieron al estadio Antonis
Papadopulos de Larnaca. Noche calurosa. Césped en aceptables condiciones.
EFE
LACARNA.- La selección española ha recibido esta noche
un varapalo histórico, al caer por tres goles a dos ante Chipre en
su debut en los partidos clasificatorios para la Eurocopa.
La víctima de este naufragio será Javier Clemente. Pero
en la factura de hoy, los jugadores deben asumir su cuota de culpabilidad.
Comenzaba un nuevo curso escolar para Javier Clemente y para lavar la
cara a la selección, dispuso un nuevo formato en un equipo donde
debutó Michel Salgado, y con un esquema también inédito,
un 4-3-2-1, que pretendía arropar al centro del campo -Etxeberría,
Hierro, Luis Enrique-, con dos hombres por delante -Alfonso y Raúl-,
y con Morientes más adelantado.
El invento no le pudo salir más desafortunado. Clemente pareció
que quiso retar a quienes le acusan de ser defensivo. Y se le fue la mano.
Pagó caro este cambio de guión.
España tiró hoy más que nunca de sus hombres más
ofensivos.
Hasta cinco de ellos, podían actuar de delanteros, aunque hoy
actuaron con misiones inéditas. El equipo estuvo mal distribuído.
Así, Alfonso se incrustó en el centro del campo con vocación
destructiva y se pegó una gran paliza. Pero estuvo siempre muy lejos
del área.
Alfonso lo dio todo. Dio la cara, metió la pierna y como consecuencia
de ese desgaste se tuvo que marchar lesionado a los 39 minutos. Era lo que
le faltaba a España, una selección que anduvo sin rumbo por
el césped, y a la deriva durante los 45 primeros minutos.
UN RIVAL LIMITADO.- Chipre es una selección limitada, pero
que llegó con la ilusión que da siempre el primer partido.
Sin presión, despiertos, y revolucionados, quizás por la gran
cantidad de café helado que consumen en su concentración,
los chipriotas amargaron a España en la primera mitad.
España no pudo explotar las bandas, la receta más recalcada
por Javier Clemente a sus hombres. En cambio, Chipre sí sacó
provecho de ellas y empleó esta medicina con España, que vio
triturada su banda izquierda. Allí, Engomitis convirtió el
carril de Sergi en un coladero, y desde esa zona Chipre, contra pronóstico,
borró a los españoles.
Ni Sergi ni Luis Enrique tuvieron su noche. Chipre parecía un
cohete, España circulaba con maquinaria pesada. Christodouloy, un
chico que se gana la vida en el Iraklis griego, quería imitar a Zidane,
parecía el Balón de oro. El gol de Engomitis sepultó
a España. Y afortunadamente, llegó el descanso. España
era un boxeador noqueado, que pedía la hora con urgencia.
Tras el descanso, más de lo mismo. Chipre mandó contra
las cuerdas a España. Dio a los hombres de Clemente un baño
histórico, una lección que invita a la reflexión.
Y es que los internacionales españoles nunca anduvieron centrados.
Gogic hirió de muerte a España con un soberbio golazo a los
48 minutos. El banquillo de España vivió momentos de angustia.
Chipre, tras el 2-0, no se creía el sueño que estaba viviendo.
Y por eso se refugió en su área para defender con uñas
y dientes el marco de Panayiotou.
Chipre quiso tener respeto con un rival que agonizaba, bajó el
ritmo, y se dedicó a salir al contragolpe. Aún así,
pudo aumentar el marcador. Agathocleus, que suplió a Gogic, perdonó
la vida a España en dos ocasiones, una de ellas salvada por una mano
providencial de Cañizares.
Raúl acortó distancias pero no valió de nada. El
público chipriota vivió la fiesta jamás celebrada en
este país, que pertenece al tercer mundo futbolístico. España
salió atropellada de Chipre y ahora la cuestión que asalta
a todos los aficionados es la de saber cuál es realmente el valor
verdadero del fútbol español en el concierto internacional.

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