Alimentar el cambio desde el plato con Albi Canarias
La empresa Albi Canarias apuesta por un modelo de restauración colectiva que fomenta la dieta saludable, los productos de temporada y la sostenibilidad

Cuando eliges productos de temporada, eliges salud y sostenibilidad. / Albi
En un momento en que la preocupación por lo que comemos y cómo lo producimos gana terreno en todos los sectores de la sociedad, el compromiso con una dieta saludable, sostenible y basada en productos de temporada ya no es una opción: es una necesidad. En las Islas Canarias, la empresa de restauración colectiva Albi ha sabido convertir esta necesidad en una oportunidad para liderar un cambio positivo desde uno de los espacios más estratégicos para el futuro de la sociedad: los comedores escolares.
Comer bien para vivir mejor
Una alimentación saludable no consiste solo en contar calorías o eliminar grasas. Se trata de ofrecer una dieta equilibrada que cubra las necesidades nutricionales de cada etapa de la vida, especialmente en la infancia, cuando se establecen las bases de los hábitos alimentarios. Albi Canarias ha hecho de este principio su motor de acción, incorporando equipos multidisciplinares formados por nutricionistas, dietistas y educadores que diseñan menús variados, ricos en nutrientes y ajustados a los gustos y necesidades de los más pequeños.
Pero su apuesta va más allá del plato. En los centros escolares donde opera, Albi transforma el comedor en un aula más. La educación alimentaria forma parte integral de su propuesta: se fomenta el conocimiento de los alimentos, su procedencia, la importancia de una dieta balanceada y el respeto por los recursos del planeta. Todo ello a través de dinámicas lúdicas y pedagógicas que hacen de la hora del almuerzo una experiencia enriquecedora.
Temporada, proximidad y sostenibilidad
Uno de los pilares fundamentales del modelo de Albi es su compromiso con los productos de temporada y de proximidad. En lugar de recurrir a cadenas de suministro internacionales que incrementan la huella de carbono, la empresa establece acuerdos con productores y cooperativas locales en las Islas Canarias. Esto garantiza la frescura de los ingredientes, respalda la economía regional y fortalece el vínculo entre el entorno y quienes lo habitan.
Consumir productos de temporada no solo es una decisión lógica desde el punto de vista ambiental y económico: también lo es desde la salud. Los alimentos recogidos en su momento óptimo de maduración conservan mejor sus propiedades nutricionales y su sabor, lo que los hace más atractivos y beneficiosos. Esta coherencia entre lo que se sirve y el ciclo natural de la tierra es una de las claves del modelo de Albi.
Además, la empresa ha implementado medidas para reducir el impacto ambiental de sus operaciones, como el uso de envases biodegradables, la gestión eficiente de residuos y planes específicos para evitar el desperdicio alimentario. En un contexto en el que más del 30% de los alimentos producidos en el mundo se desperdician, iniciativas como estas adquieren un valor incalculable.
Un modelo replicable con alma local
El éxito de Albi Canarias se basa en su capacidad para adaptar un modelo universal —nutrición sana, educación alimentaria, sostenibilidad— a la realidad concreta del archipiélago. Lejos de importar soluciones externas, la empresa ha sabido tejer una red de colaboración con actores locales que incluyen agricultores, instituciones educativas, ayuntamientos y colectivos sociales.
Su visión es holística: tan importante como el qué se come es el cómo, el quién y el por qué. Por eso, Albi no solo proporciona menús escolares, sino que también cuida del entorno donde se desarrollan, formando a su personal de forma continua, promoviendo la inclusión laboral y fomentando el trabajo en equipo como base de un servicio cercano, empático y eficaz.
Alimentar conciencia, no solo estómagos
El verdadero valor de Albi Canarias no se mide únicamente en toneladas de alimentos servidos o en los estándares de calidad alcanzados, sino en el impacto que tiene sobre el día a día de miles de niños, niñas y familias. Su trabajo contribuye a generar una cultura alimentaria consciente desde la infancia, donde los hábitos saludables no son impuestos sino comprendidos y disfrutados.
Este enfoque, que combina saber hacer, compromiso y sensibilidad social, convierte a Albi en mucho más que una empresa de restauración colectiva. Es, en realidad, un agente de cambio que demuestra que es posible construir una sociedad más sana, justa y sostenible empezando por lo más básico: la comida que servimos en nuestras mesas.
En definitiva, en tiempos donde las grandes decisiones sobre el planeta parecen lejanas, ejemplos como el de Albi Canarias nos recuerdan que cada bocado cuenta. Y que transformar la alimentación colectiva puede ser el primer paso para cambiarlo todo.
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