Todos los niños pasan la fase de querer a una simpática tortuga, que es una de las mascotas exóticas más comunes actualmente. También conocida como Galápago de Florida, responde al nombre científico de Trachemys Scripta Elegans. La mancha de tonalidad rojo ladrillo que posee a ambos lados del cuello, en la parte posterior del ojo, es la razón de su apodo popular, si bien, ese tono se va borrando con el paso del tiempo.
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Vive en las zonas del sureste de los EE.UU y el noroeste de México, en zonas con mucha vegetación, pantanos y lagos. Cuando despiertan de su hibernación se dirijan a aguas pocas profundas y tratan de no alejarse mucho de donde tienen su habitat. Pertenece al grupo de las galápagos, su longitud media va de los 12 a los 20 cm., pero se han encontrado ejemplares de 30 cm. Logran vivir unos 40 años aproximadamente, periodo que se acorta al estar en cautiverio.
Poseen una parte superior del caparazón denominado espaldar, bajo y aplastado que tiene manchas y líneas oscuras. En el pecho presentan dibujos reticulados igual que las patas y cola. Las patas anteriores y posteriores tienen membranas interdigitales. La tortuga de orejas rojas posee una mancha de color rojo en la parte posterior del ojo que se borra con el paso de los años. Los ejemplares jóvenes poseen una coloración más viva, la que van perdiendo hasta llegar de adultos a distintas tonalidades de marrón y verde oliva. En esta especie, las más jóvenes son verde profundo, siendo también su mancha roja más viva en las crías.
En esta especie, el macho es más pequeño que la hembra, posee garras fuertes y más alargadas en las patas para acariciar a su pareja en el cortejo. La cola del macho es más gruesa y de mayor tamaño y la abertura cloacal está más alejada del cuerpo. El plastrón o pecho del macho está más arqueado hacia adentro, para facilitarle el apareamiento. Los machos tienen las manchas de las orejas más grandes y de un rojo más brillante e intenso que las hembras.
Es una de las mascotas silenciosas más apreciadas. Su actividad es diurna y en cautiverio es muy sensible a las condiciones de ambientación.
Su medio es el acuático-diurno y, en cautividad, la tortuga puede sufrir mucho si no se tiene el ambiente cuidado. Hay muchas tortugas que no resisten el cambio climático y las condiciones de transporte de las zonas de nacimiento a los países donde es adquirida para la venta precisamente porque el viaje no reúne las condiciones indicadas.
Para un desarrollo adecuado, el espacio donde reside la tortuga debe ser amplio y con un volumen de agua lo suficientemente alto (más o menos 3/4 del largo de la tortuga) como para que la mascota no eche de menos su hábitat natural. El líquido debe mantener una temperatura de entre 18 y 25º C, por lo que será de gran ayuda un termostato. Se debe incluir un filtro en el acuario para cuidar la calidad del agua puesto que la limpieza es un factor fundamental para su supervivencia. Si no disponemos de filtro, el agua tendrá que ser cambiada una vez por semana.
El acuario debe ser decorado con una isleta artificial, un tronco o un montoncito de piedras para que el animal tenga un sector en el que pueda salir totalmente del agua y recurrir en el caso de que quiera descansar del medio acuático. Mantendremos esta zona al sol indirecto (no más de 35º C) para que el animal prevenga la aparición de infecciones y de hongos por humedad excesiva. Como fondo para la parte con agua no se recomienda utilizar grava de acuario porque es fácilmente ingerida por las tortugas.
Si tenemos un casal de tortugas, es necesario cuidar que hay espacio suficiente para la danza de la cópula, y debemos proveer de tierra a la hembra puesto que la costumbre es excavar huecos en la misma y depositar en ellos los huevos que pueden variar en número (pueden llegar a contabilizarse 20 incluso).
Las tortugas comen y defecan en el agua, por eso la limpieza del agua es indispensable para que su acuario no se convierta en una zona de cultivo de bacterias y consecuentes enfermedades.
En la desinfección no se puede utilizar productos abrasivos y todo debe ser profundamente enjuagado para que no queden restos tóxicos que puedan afectar al animal.
La longevidad de este pequeño animal de compañía depende mucho de la práctica de una dieta saludable. Su alimentación es omnívora y carnívora, y a medida que crecen se les debe incluir vegetales y hortalizas en su alimentación. Se recomienda la variedad en la dieta del galápago. Le gustan alimentos como camarones, gambas, pulgas de más pescados y vegetales como lechugas coliflor y los preparados especiales. Las gelatinas que cuentan con una mezcla de alimentos pueden alternarse con pollo, hígado, pescado, huevo cocido, almejas y berberechos. Además, los suplementos cálcicos son de vital importancia.
Las elecciones en cuanto a alimentación deben medirse muy bien puesto que en virtud de la edad de nuestro amigo, las necesidades serán diferentes. El grueso de la ingesta de esta especie contempla las proteínas procedentes de animales en la etapa de desarrollo inicial, mientras que los vegetales representan la opción conveniente durante la madurez.
Al principios los recién nacidos se alimentan de los restos de la cáscara, pero hasta los seis meses deben nutrirse todos los días y después, hasta los dos años, unas cuatro veces por semana. A los ejemplares jóvenes se pueden servir varios complejos minerales varias veces en semana. Una vez llegada la edad adulta, una vez a la semana es suficiente.
Los cuidados que precisan son muchos y muy especiales, en la alimentación, en el alojamiento y en la prevención de enfermedades.
Si una tortuga que se alimentaba normalmente deja de hacerlo, no es motivo para alarmarse. Estos galápagos son muy selectivos con su comida y pueden haberse cansado de un alimento, por lo que conviene ofrecer otros. Si por el contrario, el animal se recusa a probar bocado y se hace visible su debilitamiento es conveniente consultar a un veterinario.
Las carencias vitamínicas y proteicas desembocarán en un reblandecimiento de la concha, párpados extremadamente hinchados, desnutrición y, finalmente, en el fallecimiento de la mascota.
El macho es mas pequeño que la hembra, posee garras en la patas con mucha fuerza. La especie alcanza la madurez sexual de 5 a 6 años, y la cópula se da en el agua con una interesante danza nupcial. El macho, cuyas extremidades anteriores se diferencian de las de la hembra por ser más largas, mueve enérgicamente las mismas de cara a la que será su futura compañera. Tras el consentimiento, el macho monta a la hembra agarrándose a su caparazón. Llama la atención el dimorfismo de esta especie, puesto que el macho es más pequeño en tamaño que la hembra.
Luego, las hembras colocan sus huevos en la arena o tierra, con una cantidad de 10 a 20 huevos, proceso que se pasa en la estación primaveral y en el final de la estival. Los huevos son rugosos al tacto y de color blanco. La futura mamá dará calor a sus tortuguitas durante 2 meses y medio aproximadamente. Las crías, una vez fuera del cascarón, tienen un caparazón de entre 25 y 30 mm de diámetro.
