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Punta de Muros y su excepcionalidad en el contexto del Hierro I en el Noroeste peninsular
Samuel Nión-Álvarez
IX Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica. Santander 8-11 de junio de 2016 Punta de Muros y su excepcionalidad en el contexto del Hierro I en el Noroeste peninsular Samuel Nión-Álvarez1 1 Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Santiago de Compostela. Praza da Universidade, 1, 15703 Santiago de Compostela, A Coruña, España. samuelnionalvarez@gmail.com Resumen (also known as Castro do Cociñadoiro) was excavated. Meant not only for the circumstances of the intervention La excavación en 2005 del castro de Punta de Muros but also by the results offered. This settlement, located in (Arteixo, A Coruña), también conocido como Castro do the Atlantic Coast, shows up, apparently, unusual cha- Cociñadoiro, supuso un gran impacto a todos los niveles racteristics for a hillfort of the First Iron Age in the Nor- de la arqueología gallega, no solo por las circunstancias thwest, based, for example, on his metallurgic production que trajo consigo la intervención, sino por los resulta- or the size and characteristics of some structures. dos ofrecidos por la misma. Este asentamiento, situado We should ask ourselves some questions, regarding a en pleno litoral atlántico, presentaba unas características settlement apparently new in his context. Is Punta de Mu- inusuales para un castro del Hierro I del Noroeste, como ros an exceptional village and (if so) how far we can consi- pueden ser la organización de su entramado urbanístico, der it exceptional? His particularities are just typological las características de algunas estructuras o su intensa pro- or decontextualized matters, or we can find another kind ducción metalúrgica. of social organization? How can we understand Punta de Ante un asentamiento aparentemente novedoso en Muros in his context and into the historical process of the su contexto, resulta necesario plantearse ciertas cuestio- Northwest? This kind of questions are essential to apprai- nes: ¿hasta qué punto podemos considerarlo un asenta- se the exceptionality of this settlement within his historic miento excepcional? ¿Sus particularidades se limitan a and archaeological context. meras diferenciaciones tipológicas y materiales, o pode- Up to this point, our intention is to compose an in- mos rastrear distintas intencionalidades sociales respecto dividualized analysis of the coastal hillfort of Punta de a otros asentamientos? ¿De qué forma se integra en los Muros, and to develop a comparative study of some cha- procesos históricos sincrónicos de su entorno? Este tipo racteristics (urban structuring, domestic architecture, pro- de interrogantes resultan esenciales para poder valorar la curement and processing of raw materials, among others) excepcionalidad de este asentamiento dentro de su con- with other known settlements in the First Iron Age of the texto histórico y arqueológico. Northwestern Iberia. Our purpose will be to appraise the Con estos planteamientos, nuestra intención es com- possible differences among all First Iron Age villages in poner un análisis individualizado del castro costero de order to evaluate the exceptionality of the Castro do Co- Punta de Muros, y elaborar un estudio comparativo de ciñadoiro, and consider if it has some tangible variances diversas características (entre otros: estructuración ur- compared to the other contemporary communities. This banística, arquitectura doméstica, obtención y procesa- could be a stepping stone for later studies which elucidate miento de materias primas) en confrontación con el resto the social organization and the strategies of the prehisto- de asentamientos conocidos del Hierro I en el Noroeste ric societies who inhabited Punta de Muros. peninsular. Nuestro objetivo será ponderar las posibles diferencias entre los distintos poblados para valorar la ex- Keywords: Coastal hillforts. Iron Age. Castro’s culture. Nor- cepcionalidad del castro de Cociñadoiro y considerar si thwestern Iberia. Punta de Muros. presenta diferencias tangibles respecto al resto de comu- nidades coetáneas, con la intención de sentar las bases de estudios posteriores que diluciden la organización social y las estrategias de las comunidades prehistóricas que ocu- paron Punta de Muros 1. Introducción Palabras clave: Castros costeros. Edad del Hierro. Cultura castreña. Noroeste peninsular. Punta de Muros. La excavación del asentamiento conocido como Punta de Muros o Castro do Cociñadoiro (Arteixo, Abstract A Coruña) en 2005 provocó un gran revuelo dentro A great impact on Northwestern Iberian Archaeo- de la arqueología gallega, tanto a nivel arqueológico logy was caused when, in 2005, Punta de Muros hillfort como patrimonial. La intervención, realizada dentro 345 Samuel Nión-Álvarez como un asentamiento excepcional. Las estructu- ras exhumadas en el yacimiento sorprendieron a no pocos arqueólogos, pues las dimensiones de algunas edificaciones y sus aparentes funcionalidades (sobre todo las relacionadas con la producción metalúrgica) no cuadraban con lo documentado en otras zonas, so- bre todo si atendemos a sus tempranas cronologías (s. IX-V a. C.). Personalmente, considero imprescindible la puesta en relación del poblado con el resto de asen- tamientos coetáneos, pues apenas se ha integrado en trabajos relativos al Hierro I, y sin una contextualiza- ción detallada del asentamiento no podremos valorar de forma adecuada las excepcionalidades propuestas. Con estos planteamientos, este trabajo presenta un estudio de los resultados de la excavación (Cano, 2012) combinados con un volcado de datos arqueo- lógicos de las intervenciones realizadas en castros coetáneos. Así, realizaremos un estudio comparativo Figura 1. Localización de Punta de Muros en el Noroeste de la Penín- estructurado en función de las principales caracterís- sula Ibérica. ticas del poblado, primero presentadas de forma indi- del marco de las obras del Puerto Exterior de A Co- vidual y después integradas en su contexto. ruña, supuso su total destrucción como yacimiento, pues fue completamente arrasado una vez termina- 2. Emplazamiento y características del en- ron las labores arqueológicas. A pesar de la desafor- torno tunada destrucción del castro, lo cierto es que Punta de Muros ha sido documentado a todos los niveles, Punta de Muros se sitúa en una pequeña penín- algo que no ha ocurrido con la mayoría de castros sula emplazada en Punta Langosteira, una zona bas- intervenidos en el Noroeste, por no hablar de los ads- tante alejada de las vías naturales de comunicación. critos a la Primera Edad del Hierro. De hecho, ningún Los suelos de su perímetro no tienen una gran capa- poblado fortificado galaico del Hierro I había sido ex- cidad para la producción agrícola, de hecho, las tie- cavado con tales medios hasta este momento. Las in- rras válidas para el cultivo se situarían a media hora tervenciones en castros de esta cronología se limitan, de distancia, lejos del control visual del asentamiento. en su mayoría, a sondeos de mayor o menor tamaño, Por otra parte, el poblado se asienta en un lugar bas- lo que dificulta en gran medida la comprensión de los tante poco accesible, sobre todo si tenemos en cuenta yacimientos en su totalidad. que el nivel del mar estaría 1 o 2 m., como mínimo, Además de eso, nuestro conocimiento arqueo- por debajo del actual (Cano y Gómez, 2010). Esta po- lógico de la zona y el período en cuestión es escaso. tencialidad defensiva se acentúa si tenemos en cuenta Punta de Muros es el único asentamiento del Hie- el emplazamiento elegido para la muralla, realizada rro I excavado en muchos kilómetros a la redonda, aprovechando el tramo más angosto del istmo. y la zona, a pesar haber despertado interés histórico Atendiendo a sus características geográficas, (González García, 2003; Sánchez Pardo, 2008; entre lo cierto es que Punta de Muros se integra perfec- otros), aún no ha sido receptora de un análisis arqueo- tamente con los modelos de poblamiento propues- lógico y paisajístico de forma diacrónica y conjunta. tos para el Hierro I (Parcero, 2000), incluso aunque Con la intención de sentar las bases para un futuro estos se propongan, principalmente, para castros de trabajo de este tipo, nuestro objetivo es contextualizar interior. Extrapolando, su emplazamiento prioriza el Punta de Muros dentro del registro del Hierro I galai- aislamiento del entorno en detrimento de espacios co, buscando caracterizar el asentamiento y observar potencialmente productivos, tanto agrarios como posibles cambios y continuidades respecto al contex- marítimos, o a rutas naturales de comunicación. Así to general de su tiempo. mismo, se aprovecha las defensas naturales de su ubi- Por otra parte, y como se presenta en el título, cación para potenciar las estructuras defensivas del Punta de Muros se consideró desde su excavación asentamiento. 346 IX Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica Punta de Muros y su excepcionalidad en el contexto del Hierro I en el Noroeste peninsular 3. Estructuras defensivas La potencialidad defensiva del asentamiento se complementa con una gran muralla edificada en la zona con mayor capacidad defensiva del entorno. La construcción de la muralla se realizó con materiales del entorno inmediato, sin preparar, y se asentó en diferentes reformas debido a errores estructurales de los constructores, algo apreciable en diferentes refor- mas como la presencia de contrafuertes y la cobertura prácticamente total de la frontal con un relleno para garantizar su estabilidad (Cano, 2012). En cuanto a sus dimensiones, la muralla constaría de unos 3 m. de altura y entre 7 y 8 de anchura, en los puntos de mayor potencia. Las murallas de los castros del Hierro I son, ge- neralmente, menos potentes que las de Punta de Mu- ros. Normalmente, estos asentamientos se asocian a construcciones defensivas en negativo, y los 7 m de anchura, posiblemente, superen a cualquier asen- tamiento coetáneo conocido. Sin embargo, no es un caso aislado. El Castro de Torroso (Mos, Pontevedra), uno de los ejemplos más conocidos del Hierro I en el Noroeste, presenta un complejo sistema defensivo que consta de tres fosos concéntricos con sus res- Figura 2. Fotografía aérea del asentamiento una vez exhumadas todas sus estructuras. pectivos parapetos, coronados con una estructura vertical que llegaría a los 7 metros de desnivel (Peña, poste y se cubriría el espacio interno con ripios y sedi- 1992). Por otra parte, la doble muralla concéntrica mento. Es muy probable, atendiendo a Cano (2012), de São Julião de Vilaverde (Vale do Cávado, Portu- que estas vigas estuviesen recubiertas de barro. Esta gal) también presenta muros de bastante potencia y técnica (conocida como “pallabarro”) y la construc- evidencia cierta complejidad defensiva (Bettencourt, ción en doble paramento son muy habituales en la 2000). Atendiendo a las cronologías, se realizó en tor- cultura castreña y muy utilizadas en todo el Noroeste no a mediados del s. IX a. C. (González Ruibal, 2006), (González Ruibal, 2006). casi de forma contemporánea a la de Punta de Muros. Destacamos la inexistencia de estructuras pere- En resumen, aunque su muralla presente una monu- cederas previas que marquen la transición a la cons- mentalidad mayor a otros paralelos contemporáneos, trucción en piedra, como aparecen en castros como sí existen ejemplos de igual o mayor complejidad de- Penalba, Torroso o A Graña (Álvarez, 1986; Peña, fensiva. 1992; Meijide, 1990). De hecho, la aparición de estas estructuras pétreas en el s. IX a. C. es bastante tem- 4. Características constructivas y arquitectó- prana, y supone una novedad en el contexto gallego nicas (no en el Norte de Portugal, donde son más habitua- les en estas cronologías) (Bettencourt, 2001b). En lo referido a las técnicas constructivas, la pre- Por otra parte, además de romper con el paralelo dominante es la construcción en zócalo de piedra de clásico de las viviendas castreñas circulares, optan- doble paramento, normalmente utilizando una planta do por las plantas rectangulares, en Punta de Muros rectangular de esquinas redondeadas. Sobre este, se podemos encontrarnos tanto pequeñas estructuras sustentarían una serie de vigas interiores de madera como grandes espacios cerrados de más de 150 m2, que soportarían, a su vez, una estructura vegetal. Es que recuerdan a las típicas longhouses europeas. Aun- habitual el uso de contrafuertes, sean muretes o lajas que el polimorfismo arquitectónico es algo poco ha- de piedra hincadas (Cano, 2012). Las vigas se asenta- bitual en el Hierro II (Ayán, 2014), sí lo es en el I, algo rían sobre el zócalo, dentro se situarían agujeros de ya señalado en algunos trabajos como Peña (2003), Santander 8-11 de junio de 2016 347 Samuel Nión-Álvarez que consideran esta diferencia formal como distintos ras en las que se documenta el trabajo artesanal se modos de adaptarse a la nueva arquitectura en pie- documenta también alguna otra actividad (doméstica, dra, que variarían en función de cada región y que se metalúrgica o de almacenaje). Por otra parte, solo en- irían uniformizando con el paso de los años (Peña, contramos tres edificaciones con un uso meramente 2003; Ayán, 2014). La ausencia de viviendas circulares doméstico (de un total de once). En conclusión, la y la elección de las rectangulares si rompería con los mayoría de las estructuras del poblado tienen, apa- “mantras” del urbanismo castreño inicial (un ejem- rentemente, varias funcionalidades. También es des- plo de esta habitual argumentación aparece en Peña, tacable la presencia de una estancia para la que Cano 2003). De todas formas, la documentación de estruc- (2012) ha propuesto una función ritual, en base a su turas de planta rectangular no es ni mucho menos diferenciación arquitectónica respecto al conjunto desconocida, sobre todo en el Norte de Galicia, sien- del poblado y a un enorme monolito, situado en su do la tónica habitual en asentamientos como Castro- interior, carente de función estructural. Las estan- maior (Portomarín, Lugo) (López Marcos et al, 2011). cias interpretadas como espacios de índole colectiva Así, esta circularidad podría circunscribirse dentro del o ceremonial no son demasiado habituales en estos marco del “polimorfismo regional” que apuntábamos contextos, entre otras cosas, porque es complicado antes, por lo menos en épocas tempranas, sobre todo identificar estas cuestiones en el registro. Sin embar- si tenemos en cuenta que la técnica constructiva es la go, en algunos asentamientos sí se ha propuesto la misma, solo varía su aplicación formal. presencia de espacios rituales. Dos ejemplos pueden A pesar de todo, las plantas arquitectónicas que ser São Julião (Bettencourt, 2000), o el Chao Sanmar- “escapan de la circularidad” también están documen- tín. En este último caso, aunque su uso como pobla- tadas en otros asentamientos conocidos en los que do es dudoso para estas cronologías, la presencia de predominan este tipo de construcciones. Un ejemplo una estancia de uso ceremonial está bien documenta- de estancia no circular, de planta irregular y gran ta- da (Villa Valdés, 2005). maño, lo encontramos en Torroso, donde se exhumó La documentación de toda la cadena producti- una estructura de considerables dimensiones y planta va metalúrgica, a través de diferentes estructuras, es, irregular, conformada por la unión de una planta rec- sin duda, un gran hito para la arqueología gallega. Sin tangular y una circular (Peña, 1992). embargo, ¿podemos afirmar que estamos ante un asentamiento único y difícilmente repetible (Cano, 5. Urbanismo y funcionalidades internas 2012), o su excepcionalidad radica en ser el primero documentado ampliamente en contraposición a un El espacio interno se organiza en función de la registro muy parcial? Lo cierto es que la producción ronda que recorre de forma paralela a la muralla, de- metalúrgica, en el Noroeste, es muy abundante en el finida por una intencionalidad común en la construc- Bronce final y, aunque en el Hierro I el intercambio ción de todas las estructuras, al ceder cierto espacio de objetos de metal se reduce ligeramente (González respecto a la muralla, y desde la que se estructuran García et al, 2012), siguen siendo muy relevantes a ni- diferentes ramales que definen el resto de las zonas de vel de registro, como veremos a continuación. tránsito del poblado. Existen dos fases constructivas dentro del poblado, pero no encontramos superposi- 6. Producción metalúrgica y materiales aso- ción de estructuras, pues todas las nuevas construc- ciados ciones se adaptan al urbanismo de las edificaciones preexistentes (Cano, 2012). La producción metalúrgica de Punta de Muros Por otra parte, atendiendo a la funcionalidad de es, sin lugar a dudas, el aspecto más controvertido del los espacios internos, tenemos estancias dedicadas a la poblado (Cano y Gómez, 2010). Se han documenta- producción metalúrgica (bastantes utilizadas también do varias estructuras destinadas, de forma parcial o como almacenes e incluso como lugares domésticos), total, a la producción del metal, así como numerosos estancias dedicadas a la producción artesanal, estan- crisoles de fundición con restos de escorias metálicas cias domésticas y un conjunto, de difícil definición, (Cano, 2012). Además, la presencia de estas estruc- interpretado como un espacio ritual (Cano, 2012). En turas productivas ha permitido documentar todo el lo referido a la existencia de estructuras dedicadas a la proceso de la cadena de producción metalúrgica, algo metalurgia (ocho), solo tres presentan una dedicación totalmente novedoso para estos contextos y poco exclusiva a la misma. Además, en todas las estructu- frecuente incluso para cronologías posteriores. Aten- 348 IX Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica Punta de Muros y su excepcionalidad en el contexto del Hierro I en el Noroeste peninsular Figura 3. Funcionalidades propuestas para cada estancia, atendiendo a los materiales documentados (Cano, 2012). diendo a los análisis metalográficos (Cano y Gómez, escasos fragmentos imposibles de asociar a tipologías 2010), los materiales producidos serían dos tipos de o funcionalidades, dada su mala conservación, sólo bronce, binario y plomado. Los binarios serían utili- destacamos la presencia de un pequeño lingote de zados para la creación de elementos ornamentales o plomo, del que hablaremos más adelante. Sin duda, la votivos, y los ternarios para producir armas o herra- escasez de objetos metálicos acabados, sean de pres- mientas. tigio o de carácter doméstico, no deja de ser chocan- Por otra parte, en cuanto a materiales metálicos, te en un lugar propuesto como factoría metalúrgica, destacamos la baja cantidad documentada de los mis- sobre todo si lo contextualizamos con el abundante mos. Además de varios pegotes de escoria y algunos registro de otros asentamientos con menor superficie Santander 8-11 de junio de 2016 349 Samuel Nión-Álvarez excavada. En Torroso encontramos una gran concen- como metálicos, como es el caso de A Graña y su tración de materiales de bronce en una zona de transi- aguja de bronce de cabeza enrollada (Meijide, 1990) ción del poblado, destacando la aparición de numero- o los puñales Porto de Mos de Torroso (Peña, 1992). sas escorias, moldes y varias herramientas y materiales de bronce de uso diario (restos de calderos, colgantes 8. Subsistencia de varios tipos, alfileres...), los cuales son mayoritaria- mente de procedencia local, aunque también se han Estamos ante una de las cuestiones más inte- documentado materiales de importación como dos resantes del poblado, aunque haya recibido bastante puñales tipo Porto de Mos (Peña, 1992). Además, en menos atención que la producción metalúrgica. Re- el centro del poblado aparecen tres conjuntos de ca- sulta significativa la ausencia de restos de semillas zoletas, algo que se puede asociar a los procesos de domesticadas, aperos de labranza, restos animales o fragmentación y pulverización de materias primas. En cualquier posible útil relacionado con labores de sub- Penalba (Campo Lameiro, Pontevedra) se documen- sistencia, en su fase de ocupación principal. Teniendo taron varios fragmentos de bronce, posiblemente es- en cuenta que el poblado soportaría unas 90-120 per- padas o puñales (Álvarez, 1986); en Neixón Pequeno sonas (Cano, 2012), resulta bastante difícil de com- (Boiro, A Coruña) encontramos un taller exclusiva- prender su subsistencia sin una dependencia de otro mente dedicado a la metalurgia (Ayán, 2011); y en São asentamiento. Aunque la citada ausencia de restos Julião también se recogieron numerosas evidencias carpológicos pudiese ser explicable por otros facto- del trabajo del metal y objetos acabados como lanzas, res (como la acidez del suelo), en este caso considero calderos o brazaletes (Bettencourt, 2000, 2001a). que su ausencia sí es significativa. Si bien es cierto Por último, la utilización de ligas ternarias de que en el territorio gallego los suelos son bastante áci- bronce, utilizadas a partir del Bronce Final Atlántico dos, algo que afecta notablemente a la conservación de forma generalizada, nos deja entrever que el tipo de las semillas, lo cierto es que su recuperación no de materiales producidos son bastante coherentes y es algo inusual, aunque sea en pequeñas cantidades comunes en estos contextos (Bettencourt, 2001a). (Ayán y Parcero, 2009). La acidez del suelo de Punta de Muros, según Cano (2012), no se alejaría de la ge- 7. Materiales cerámicos neralidad de los suelos gallegos, por lo que sí parece significativa su ausencia cuando en otros asentamien- La producción es, sin lugar a dudas, totalmente tos igualmente ácidos como Torroso o Penalba sí se local. La inmensa mayoría de los materiales se reali- han recuperado (Álvarez, 1984; Peña, 1992), incluso zaron dentro del poblado, y las posibles excepciones cuando la superficie excavada en estos casos fue sig- nos acercan a paralelos tipológicos bastante cercanos nificativamente menor. A esto hay que unirle la nula (Elviña o Borneiro) (Rey, 1991). Los materiales ce- presencia de útiles y restos de uso agrícola o gana- rámicos encontrados se elaboran a partir de arcillas dero, relativamente habituales en el registro galaico poco depuradas y sin desgrasante añadido, son mode- (Ayán y Parcero, 2009), datos que, en nuestra opinión, lados a mano y cocidos baja temperatura. Sin embar- sí merecen ser tenidos en cuenta. go, a menos de media hora nos encontramos excelen- Por otra parte, los análisis polínicos nos eviden- tes materias primas, lo que nos evidencia poco interés cian el uso del roble como principal elemento vege- en la producción cerámica de lujo. A nivel de decora- tal utilizado, y también la amplia presencia polínica ción, hablamos de facturas muy toscas con ornamen- de retamasp., de la familia de las fabáceas, que sue- taciones típicas del Hierro I, como la decoración en le evidenciar la modificación antrópica del entorno, mamelones o los círculos impresos, muy habituales normalmente para usos agrícolas como el cultivo de en el Hierro I y presentes en sitios como Penarrubia rozas (Cano, 2012). Esto, lógicamente, no encaja con o Torroso (Arias Vilas, 1979; Peña, 1992). la nula presencia de restos agropecuarios. En definitiva, estamos ante una muestra de cerá- Este nulo registro relativo a la subsistencia del mica típica de la Primera Edad del Hierro del Noroes- poblado choca con el aumento de cultivos documen- te: pastas gruesas, modelado manual y poca decora- tado en otros castros del Hierro I (Ayán y Parcero, ción. Es interesante subrayar la ausencia de materiales 2009), algo que no sólo debe hacer replantearse la in- importados. Curiosamente, en otros castros, teórica- terpretación de sus estrategias de subsistencia, sino mente menos “desarrollados” económicamente, sí también su organización social y su relación con otros encontramos materiales importados, tanto cerámicos asentamientos. 350 IX Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica Punta de Muros y su excepcionalidad en el contexto del Hierro I en el Noroeste peninsular 9. Conclusiones Para finalizar, en mi opinión sí podemos consi- derar Punta de Muros como un asentamiento fuera de lo normal, pero el primer motivo para hacerlo es su condición de primer castro del Hierro I excava- do en su totalidad. Lo cierto es que un asentamiento registrado a este nivel siempre ofrecerá información novedosa, más aún cuando es el único en estas cro- nologías, pero eso no implica que todo lo documen- tado sea un aporte imposible de registrarse en otras Figura 4. Lingote de plomo encontrado en el poblado (Cano, 2012). intervenciones, como se ha propuesto (Cano y Gó- mez 2010; Cano, 2012). Como hemos planteado aquí, productiva intensificada: aunque asumiésemos que se pueden apreciar aspectos divergentes respecto al los trabajadores se dedicasen exclusivamente a la me- registro general del Hierro I en el Noroeste, pero talurgia, estos aún tendrían, lógicamente, la necesidad también bastantes aspectos comunes. Consideramos de alimentarse, y los restos de formas de subsistencia que, probablemente, una mayor amplitud del registro deberían de ser igualmente tangibles en el registro. De galaico no sólo nos permitirá contextualizar mucho esta forma, la ausencia de restos alimentarios no es mejor Punta de Muros, sino que es posible que mu- un argumento que sostenga su función productiva, chas de sus excepcionalidades (especialmente aquellas como sostiene Cano (2012),aunque tampoco de lo que impliquen una interpretación global del poblado) contrario. En todo caso, la clave de la comprensión acaben convirtiéndose en precedentes. de Punta de Muros está en su aparente interrelación Desde nuestro punto de vista, consideramos con otros asentamientos, aunque sus interpretacio- que la interpretación del asentamiento como factoría nes aún puedan oscilar entre cuestiones tan dispares metalúrgica destinada al comercio de metales (Cano, como el trabajo productivo jerarquizado bajo el cargo 2012) ofrece algunos problemas, especialmente el de unas élites, la producción y ocupación estacional aspecto comercial. En primer lugar, la ausencia de del asentamiento o la complementariedad de tareas materiales indicativos de comercio dificulta bastante con otro castro. Esperamos que en futuros trabajos se esta interpretación. El lingote mencionado anterior- esclarezcan un poco más estas cuestiones. mente es un objeto interesante y susceptible de estu- dio, pero en todo caso es el único indicio dentro de Referencias todo el registro del asentamiento que sugiere el inter- cambio. Este se ha asociado al comercio púnico de- Álvarez Núñez, A., 1986. Castro de Penalba: Campo bido a una equivalencia en peso con el shekel fenicio Lameiro (Pontevedra). Campaña 1983. Dirección (Cano, 2012), dadas sus medidas inferimos que al del Xeral do Patrimonio Artístico e Monumental, Levante peninsular (Calvo, 2006). De todas formas, D.L., Santiago de Compostela. esta asociación presenta ciertos problemas, pues esta Arias Vilas, F., 1979. El castro de Penarrubia (Lugo) equivalencia se realiza sin contar el peso de la funda y la novedad de su datación por C 14, en: VV.AA. adosada, la cual se justifica como una adhesión pos- (Eds.) Actas XV Congreso Nacional de Arqueolo- terior debido a la equivalencia de pesos con el shekel, gía, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, pp. 613- un argumento un tanto circular que necesitaría una 622. revisión. En todo caso, la ausencia de materiales de Ayán Vila, X.M., 2011. Redescubriendo o Castro importación, de bienes de prestigio y de materiales Pequeno de Neixón (Boiro, A Coruña). Nuevos susceptibles de ser intercambiados dificultan su inter- resultados de la campaña arqueológica de 2008. pretación como factoría comercial. Férvedes, 7, 133-142. En definitiva, estemos o no ante una factoría me- Ayán Vila, X. M., 2014. Todo queda en casa: espacio talúrgica, sí coincidimos en que la ausencia de eviden- doméstico, poder y división social en la Edad del cias relacionadas con la subsistencia implica una for- Hierro del NW de la Península Ibérica, en Gutié- zosa regionalización del espacio (Cano, 2012). Eso sí, rrez Lloret, S.; Grau Mira, I. 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